Un caso extraño del golpe de ariete
Una comunidad de regantes estaba experimentando numerosas y frecuentes roturas en una tubería de 600mm.
La empresa que hizo los cálculos de la instalación y el fabricante de las tuberías -dos grandes empresas- no querían hacerse responsables de las averías, pero suministraban sin coste alguno tuberías nuevas cada vez que había una rotura. La magnitud de una rotura en una tubería de ese calibre no es pequeña. La mayoría de las veces saltaba por los aires la carretera bajo la cual pasaba la tubería, inundaban invernaderos, etc.
Este tipo de roturas suele darse debido al golpe de ariete, que se produce cuando se cierra una válvula de manera brusca. El cliente aseguraba que sus técnicos manejaban las válvulas con gran suavidad, por lo que no podía ser el golpe de ariete el causante de las roturas.
Tras poco tiempo de monitorización y el consiguiente análisis de datos, INGRAN pudo conocer las causas de las roturas que llevaban años asolando a la comunidad de regantes.

Onda de choque producida en la presión de la tubería por el golpe de ariete
Durante 75 días se comprobó la existencia de variaciones bruscas en la presión en el interior de las tuberías. Se encontraron y analizaron un total de 251 situaciones en las cuales la presión variaba de modo brusco en un breve espacio de tiempo.
La telemedida llevada a cabo por INGRAN se realiza con una periodicidad de 10 segundos. Con el fin de asegurar de la fiabilidad de los datos y poder dar una respuesta más acertada, se redujo el tiempo de muestreo a 1 segundo. La distribución horaria de los cambios bruscos resultó aleatoria, pero con una mayor incidencia en dos franjas horarias determinadas.

La frecuencia de muestreo se redujo a 1 segundo
Tras analizar los datos con un equipo de expertos, se deduce que el causante de las roturas sí es el golpe de ariete, pero no por parte de los técnicos de la instalación, sino por parte de los 400 usuarios que reciben el agua. Lo mostramos con un ejemplo real:
Cuando en España sólo había un canal de televisión, en Aguas de Valencia experimentaban numerosas roturas de tubería por toda la ciudad sin ningún motivo aparente. Efectivamente, el motivo estaba relacionado con la televisión (si no, ¿¡para qué nombrarla!?). La solución de las roturas fue sencilla: poner una televisión al personal de guardia. ¿Cómo es esto posible?
Teniendo un solo canal de televisión, cuando acababa la película o el partido de fútbol, media ciudad iba al servicio y tiraba de la cadena… cientos o miles de personas al mismo tiempo. Suficiente para colapsar las tuberías y provocar roturas en distintas partes de la ciudad. Por eso mismo, cuando llegaba el beso final, el técnico de Aguas de Valencia acudía veloz para abrir todas las válvulas posibles y evitar las roturas.
Del mismo modo, los usuarios del agua que sirve nuestro cliente tienen patrones de vida similares y abren o cierran sus compuertas en las mismas franjas horarias. Por absurdo que parezca, basta que juegue el Madrid para que 100 de esos usuarios cierren sus válvulas justo antes de comenzar el partido.
En cualquier caso, el estudio de INGRAN continúa. Una vez identificado el origen y causa del problema, hay que ponerle solución. Dicha solución se encuentra instalando varias válvulas antislam en las zonas con mayor riesgo de rotura. Dado que el cliente no conserva los planos de la instalación, deberá ser de nuevo el análisis de datos quien determine dónde han de instalarse esas válvulas y evitar así futuras roturas en la tubería
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